dilluns, 23 de març del 2015

Educación y felicidad... ¿Te parece?

¿Existe la felicidad? 

Hace unos días leía el post de una amiga de una amiga que no conozco personalmente, que me gustó bastante. Coincide en general con mi concepción de la felicidad. Leedlo, vale la pena. Se llama, La felicidad no es lo que tú crees. 

Para mi, como para Natalia, la autora de este post que acabáis de leer, no existe un estado de felicidad permanente.

Estoy totalmente de acuerdo, y lo he comprobado personalmente; se puede ser feliz a pesar de estar triste, o de que todo en el entorno no sea perfecto.


Una propuesta, la felicidad como una manera de entender y vivir la vida

La felicidad reside en saber disfrutar del aquí y el ahora, aceptar lo que venga, trabajar para aprender y mejorar en el día a día, superando los baches y tener motivación e intereses y disfrutarlos. A la vez, poder compartir todo ello con las personas que te importan permite potenciarla.

¿Qué nos permite aprender y tener esa visión de la vida y la felicidad?

En la infancia, recuerdo que mi abuela siempre me decía, "Quién te quiera, te hará llorar." Y no lo entendía en ese momento.

Yo quería que me trataran bien, me hicieran reír, me dieran cosas buenas de comer y juguetes para disfrutar. Cada vez que me decían que no, o me pedían que me esperara, me hacían un bien... Me estaban enseñando a ser paciente, a tener autocontrol, a aceptar las pequeñas frustraciones de la vida, a no sentirme el centro del universo y que las cosas no siempre son como uno/a quiere... Y eso dolía, pero eso era muy positivo, como ya contamos en el post anterior, Educación y baja tolerancia a la frustración. 

A veces aprendemos que la vida no es un camino de rosas desde la infancia, por las circunstancias que nos toca vivir.

Sin embargo, con una educación que no pretenda evitar el dolor, simplemente que permita sentir las emociones, darles espacio, que no pretenda proteger de nada en exceso, pero sí dar un espacio de seguridad para el desarrollo, se puede aprender a vivir la vida de manera satisfactoria y rica.

Una infancia en la que cabe ser respetado/a, ser aceptado/a, ser querido/a, ser único/a, ser importante, se desarolla una persona con capacidad para quererse y querer, para dar y recibir. En este sentido leía un artículo, que me ha parecido muy importante, os lo recomiendo también. Son ejemplos de frases que generan motivación y refuerzo positivo. 

Y educar en la aceptación propia, es educar también en la diferencia, en que todos y todas somos únicos/as e irrepetibles. Y todo el mundo tiene cosas buenas que aportar, quizás malas también, pero entonces haz balance y decide. ¿Me compensa? Rodéate de quien te conviene. Tú eliges.

Cuánto más nos aceptemos a nosotr@s mism@s, más aceptaremos a nuestro entorno y menos nos molestará lo que haga el resto de la gente.

Vivir con la responsabilidad de la propia vida es ya mucho trabajo, no hace falta fijarse en lo que hacen los demás y en cómo lo hacen.

 Se vive mucho más tranquil@, créeme...



Finalmente, y como colofón final, os diré que, aunque vuestra educación no os haya ofrecido todo ésto, podéis conseguir ver la vida  y las personas así... Es cuestión de aprender lo no aprendido, nunca es tarde!!!

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