El hecho de tener, o no tener, o el cómo tener, o el cómo no
tener descendencia siempre ha estado en el candelero. Herencias, títulos
nobiliarios, vergüenza familiar, bodas por "penalti", etiquetas de
"bastardo",...Sin estas situaciones no tendríamos la Historia que
tenemos, ni la gran mayoría de novelas, películas, etc.
Hoy en día, sin entrar en si es más complicado o no, es un
tema que continúa, en el que entran otros aspectos más "novedosos", o
al menos, más comunes (que los llamados bastardos o herencias, que sin haber
desaparecido, parece que están en "recesión"): adopción por no poder
tener descendencia biológica, padres/madres del mismo sexo, ascendentes cada
vez de mayor edad, la opción cada vez más común de no tener descendencia,
descendencia con diferentes parejas, cuidado y aceptación de descendencia no
biológica (parejas con descendencia de parejas anteriores...)
Las familias, las expectativas, las prioridades cada vez son
más diversas. Hay un universo de combinaciones que no siguen los mandatos
culturales o a los que estamos acostumbrados. Nacen ansiedades, problemáticas y
repercusiones que antaño pasaban desapercibidas.
Ahora tener descendencia, no es obligación, y es (o debería
ser, en la mayoría de los casos) una decisión personal. Poder cumplir o no con
estas expectativas personales afecta a la persona, y por descontado, a la
pareja, si ésta existe.
La toma de decisiones vitales
La toma de decisiones vitales
Tomar la decisión en pareja de si tener o no descendencia ya
es en sí un cambio sustancial en la vida de esas dos personas. Entran en juego
expectativas personales que antes venían dadas culturalmente y pocos se
cuestionaban o se atrevían a discutir.
En pareja debe primar el llevarse bien, el amarse, el querer compartir una vida...pero en algún momento se plantea el hecho de si poner por delante el objetivo de ser padres y/o madres, y cuántas veces. Y si la pareja no está alineada aparecen los conflictos y las ansiedades entre el querer o el deber.
Muchas parejas entran en crisis al plantearse la
cuestión, y no es fácil negociar, puesto que en este caso a ambos les cambiará
la vida, a unos por abandonar un sueño, a otros por poner por delante los
objetivos personales de la pareja, a otros por ambas cosas, y para otros...puede
suponer la separación. Y mayor es el conflicto cuánto más se acerca la famosa
edad de la mujer en que "se te pasa el arroz".
En pareja debe primar el llevarse bien, el amarse, el querer compartir una vida...pero en algún momento se plantea el hecho de si poner por delante el objetivo de ser padres y/o madres, y cuántas veces. Y si la pareja no está alineada aparecen los conflictos y las ansiedades entre el querer o el deber.
Decisiones vitales en la pareja |
No es porque sí que se hace hincapié en esa dichosa frase. El
famoso reloj biológico que ata en cuerpo y mente a la mujer de hoy en día, que
se siente presionada cultural y personalmente, que cae como una losa en un
momento en que la mujer se siente joven y debería poder elegir libremente el
qué (sí/no), cuándo, cómo y con quién. Se precipita una decisión que el hombre
puede ni tener en cuenta hasta mucho más tarde en comparación.
En el juego de tener o no descendencia biológica el papel de
la mujer es protagonista, lo quiera o no el político de turno. Los cambios
fisiológicos y las repercusiones psicológicas en la mujer son determinantes en la toma de
decisión de la pareja heterosexual. Es la que afrontará más cambios y por tanto
en la negociación tiene la última palabra. No es porque sí que se escucha tanto
"nosotras parimos, nosotras decidimos".
La toma de la decisión en parejas homosexuales, tiene otros matices que se le suman, como es obvio: la presión y aceptación social, la imaginería del futuro en el entorno escolar, etc. La pareja conformada por dos mujeres tiene el plus de
negociar quién, cosa que no siempre facilita la toma de decisiones.
Seguimos juzgando y etiquetando, cuando la realidad es más
diversa que nunca. Y juzgando y etiquetando perduramos conceptos rígidos que no
son ya de nuestros días, a la vez que generamos más ansiedad en aquellas
personas que están valorando esta cuestión.
Las mujeres no se definen por madres y amas de casa
exclusivamente, ni los hombres sólo piensan en esparcir su semillita. No seamos
simples.
Si estás pasando
por ello
Es normal pasar por un cierto periodo de tensión, estamos
hablando de tomar decisiones vitales, y hay que tomárselo en serio. Ya sea una
parte de la pareja, o las dos. No le restes importancia si no es tu caso pero
percibes que es algo importante para tu pareja, afrontad el tema ambos.
El tener o no tener hijos puede llegar a ser motivo de obsesión |
Si es un tema o una decisión que te obsesiona, relativiza
el problema: es cierto que es un objetivo vital, pero tú no dejas de ser
tú teniendo o no teniendo descendencia.
La vida tiene muchos ámbitos, y tenemos que permanecer en ellos para seguir
evolucionando como personas. Piensa fríamente, tomando distancia, qué otros
objetivos te puedes marcar en otros ámbitos de tu vida (personal, de pareja,
laboral,...), y procura atender a ellos también, sin que se te mezclen. No se
trata de crearte más ansiedad, se trata de atender a aquello de lo que te has
olvidado por tu obsesión. Márcate hitos próximos y ve poco a poco.
Y, sobretodo, si percibes que es algo que te supera, busca la ayuda necesaria.
Todos pasamos por malas temporadas.
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